El cliente normalmente acude al coach con un problema, o con la sensación de que hay algo que le falta, o con ganas a impulsar su vida en una nueva dirección. Y normalmente, para empezar la sesión se suele preguntar al cliente la siguiente pregunta: “Cómo te gustaría salir de esta sesión”? O, “Qué te gustaría trabajar hoy”?
Así es como empiezan la mayoría de coaches. Así es como empezaba yo hasta hace poco. Hasta que me di cuenta que el cliente, en el momento de hacerle esa pregunta, no está siempre al 100% para saber responder. Su mente puede estar nublada por unas emociones no expresadas, o simplemente por un desajuste energético.
Todos tenemos un campo electromagnético a nuestro alrededor. Algunos le llaman aura, otros cuerpo etérico, otros cuerpo sutil. Para simplificar le llamaremos cuerpo energético. El estado de nuestro cuerpo energético influye mucho en el estado de nuestros pensamientos (claridad mental), emociones (motivación) y cuerpo físico (salud), y viceversa (si tenemos preocupaciones o tensión, nuestro cuerpo energético estará desequilibrado).
Así pues, encuentro útil que el cliente se re-equilibre energéticamente antes de formularle la pregunta: “Qué quieres obtener de la sesión de hoy?”. Es decir, me aseguro que el cliente esté equilibrado, sin ninguna tensión física, emocional o mental. El ejercicio que propongo dura entre 1 y 3 minutos, y puede hacerse si estás haciendo coaching en la Naturaleza, pues es necesario poder ver el Sol y que tus pies toquen la Tierra. Para ello, el cliente y yo nos descalzamos y nos llenamos de energía del Sol (haciendo un gesto con nuestros brazos, como si cogiéramos el Sol con ellos), para luego hacer descender esa energía por el interior de nuestro cuerpo y la sacamos de forma enérgica (bajando los brazos mientras soplamos) y visualizamos que sale por la planta de nuestros pies arrastrando cualquier tensión (e imaginando que desciende en la Tierra a 100 metros por debajo). Es un ejercicio muy sencillo que sirve para eliminar cualquier tensión y llenar nuestro cuerpo energético de luz solar. El resultado es que el cliente se siente preparado para contestar a la pregunta: “Qué quiero trabajar hoy”? La respuesta suele ser siempre mucho más clara y precisa. Y no sólo eso, también está más centrado, más presente, menos disperso y más abierto al proceso de transformación que traerá la sesión de coaching.
En el dibujo vemos cómo puede cambiar el aura del cliente después de realizar un ejercicio energético como el descrito. El cliente se siente más fuerte durante la sesión de coaching y ésta resulta más productiva.