Verdadero o Falso: cuanto más conscientes nos volvemos, menos problemas encontramos en nuestra vida
Hoy en la sesión el cliente ha obtenido una respuesta a algunos de sus problemas de una forma peculiar.
Mientras íbamos caminando por el camino de tierra que conduce a nuestro lugar donde hacemos coaching, me contaba que había descubierto que la raíz de sus problemas está en su infancia y que era doloroso y no sabía qué debía hacer.
Me he parado, le he mirado a los ojos y le he dicho: “Trataré de contestar con un símbolo” y a continuación le digo: “Ves esa piedra allí en el camino, representa tu problema en la infancia.
En nuestro camino hay piedras que molestan
Tienes tres opciones:
a) Pasas de largo, la ves en el suelo pero ni te inmutas, sigues caminando (si ves la piedra y no te inmutas, significa que la piedra no molesta y por lo tanto no representa ningún problema).
b) Te paras, la coges, la observas, la aceptas y…la dejas ir (la he dejado caer y he continuado caminando).
c) Te paras, la coges y sigues caminando (he continuado caminando con la piedra ocupando mis manos).
El cliente se quedó quieto durante 7 segundos, cogió otra piedra, la observó, y la soltó. Sus ojos estaban radiantes, con signos de emoción.
Luego seguimos andando por el camino y me pregunta: “Y ahora que estoy dándome cuenta que he vivido en una fantasía y quiero descubrir QUIEN SOY…” y antes de que acabara la frase, cogí la piedra más grande que vi alrededor, se la puse en sus manos y le dije: “Esta es la piedra llamada QUIEN SOY YO. En mi caso, yo la cogí y anduve con ella durante 10 años hasta que fui capaz de soltarla. Pues es la piedra más grande que he encontrado en mi camino. Pesa mucho y andar con ella…tienes que tomar una decisión sobre qué haces con ella..” y el cliente sonrió.
Así es la vida: un camino lleno de piedras. Y creamos nuestro camino con nuestra actitud. Si al encontrar una piedra tenemos tanta prisa que no nos fijamos que hay una piedra, tropezamos (o chocamos contra ella), caemos y nos hacemos daño. Si la reconocemos, aceptamos que la pusimos nosotros en nuestro camino y la estudiamos, podemos aprender de ella y finalmente soltarla, y así el camino se vuelve más luminoso (o tuerce hacia la derecha). Si en lugar de estudiarla nos quejamos, nos pesa y el camino se oscurece (o tuerce hacia la izquierda).
Nuestra actitud determina qué tipo de piedras econtraremos en el camino que vamos co-creando.
Si vamos eligiendo andar con la actitud correcta, el camino se hace más luminoso y estrecho, y las piedras que encontramos son cada vez más. La diferencia es que ahora las piedras se integran armoniosamente con el camino. Se vuelve un camino empedrado hermoso que nos guía hacia lo Alto…
Si te encuentras una piedra en el camino que te molesta, lo primero que debemos hacer es aceptar que lo hemos creado nosotros (probablemente de forma inconsciente), y luego preguntarnos: “Qué voy a hacer con mi piedra?”
Si decides detenerte para cogerla, aceptarla, estudiarla y aprender de ella, recuerda que debes soltarla para poder proseguir tu camino. A veces hará falta “perdonar” para soltar. Si no la sueltas, acumulas peso y eso dificulta tu caminar, y el camino en vez de volverse bello y una experiencia de aprendizaje se vuelve un camino de polvo y sufrimiento. A veces, un camino polvoriento es la mejor “piedra” para hacernos dar cuenta de dónde estamos y cuánto nos hemos alejado del camino bello…
Con el coaching es importante aprender a reconocer las piedras, y aprender a estar con ellas, sin huir de ellas, sin quejarse, sin juzgarlas. Cuando aprendemos a estar con nuestras piedras, algo sucede…algo se transforma…algo se libera…y…aquella piedra pesa menos…podemos verla desde otro ángulo…y finalmente decir “gracias y adiós”.
Aquél camino polvoriento poco a poco va transformándose en un camino de esperanza y alegría, y el coaching es el mismo camino. Ya no es necesario un coach externo, existe tu propio camino, que te enseña (con piedras y todo lo demás que hay en el camino) y te guía hacia lo más Alto.