El coaching personal o Life coaching (en inglés) está pensado para apoyar (no he dicho ayudar) la Vida (Life) del cliente, lo que a menudo significa apoyarlo en la consecución de sus objetivos. Me gusta más “apoyar” pues la fuerza sigue estando en el cliente (y no en quien apoya), mientras que en la palabra “ayudar” el peso principal está en quien ayuda (y no en el cliente).
Algunos “coaches” se lanzan a apoyar a su cliente en la consecución de su objetivo sin pararse a reflexionar sobre la Vida (Life) del cliente, sin profundizar en quién es realmente el cliente y la Grandeza qué está llamado a Ser.
Para que el coaching personal o Life coaching funcione, antes de lanzarse a apoyar al cliente en la consecución de sus objetivos (el plano “horizontal” de su vida), recomiendo que se profundice en quién es realmente ese Ser Humano (el plano “vertical” de su Vida). Hay que empezar por conocer cuáles son sus valores, qué le motiva, qué le inspira, qué le apasiona, que le aterra, que le deja mudo y qué le hace sentirse vivo. Pero no hay que quedarse sólo con eso. Hay que llevarlo a profundizar más. Hay que apoyarle a que profundice más allá de sus “preferencias” y “emociones”, para que descubra (poco a poco) Quien Es o qué es esa Vida (Life) que le mantiene vivo o le anima.
Si profundiza se dará cuenta que esa Vida (Life) es su Alma, y si profundiza aún más, verá que esa Alma forma parte de grupos de Almas y al final de un mismo Espíritu que todo lo penetra. Y qué diferente sería el coaching si como mínimo el cliente fuera consciente de la luz de su Alma! Es como pasar del coaching en blanco y negro en 2 dimensiones al coaching en color y 3 dimensiones. Es tocar “el Cielo” del cliente...
El life coach debe llevar al coachee a que vea más allá de su ego y vea la luz de su Alma.
El coach personal o life coach puede hacer de puente entre la personalidad y el Alma del cliente. Para ello el coach debe “ver” el Alma del cliente. Y ello es posible si el mismo coach ha realizado su propio trabajo interno y está en contacto con ese nivel de su Realidad. El coach personal tiene la obligación de llevar al cliente a contactar con su mundo más interno, su mundo más allá de las ilusiones del ego. En el coaching co-activo tenemos una herramienta llamada “process” que puede servir para esta finalidad (siempre y cuando el coach esté en contacto con su propia Alma y el coachee tenga la Fe y la abertura a hacer el contacto con la suya). Y siempre está la omnipresente herramienta llamada “Meditación“, que no necesita de un coach para ser implementada.
Sólo después de que el cliente haya contactado con su Alma, tiene sentido perseguir una meta de la personalidad.
El cliente que se aventura a perseguir las metas de su personalidad (dimensión mental, emocional y física) sin tener el “ok” previo de su Alma (dimensión espiritual), se puede llevar un disgusto al conseguir la meta por la cual tanto ha luchado. Es recomendable que el cliente tenga el respaldo de su maestro (“coach”) interno o Alma.
Esa debería ser la meta última del coaching: llevar al cliente a despertar su Coach interno, la Vida que es Luz, Sabiduría y Amor.
Vivir tu vida humana desde tu Alma es vivir todo tu potencial.
Y si el coaching está para sacar tu potencial…no crees que es importante apoyar al cliente a conocer su Alma?
El Alma del cliente es como un conductor de un carruaje que sujeta las riendas de 2 caballos (su mente y su cuerpo), conduciéndolos al unísono hacia un destino. Sin la guía sabia del conductor del carruaje, se corre el riesgo que los caballos vayan por donde más les plazca y pierdan de vista el destino que les aguarda.