La mayoría de clientes llegan al coaching con algún problema, o alguna situación de su vida que les resulta difícil de llevar. Y es normal: todos llevamos nuestra propia mochila o “cruz”.
El terapeuta trata de resolver el contenido de tu mochila. Lo saca a la luz y te ayuda a transformarlo. El coach por el contrario, te ayuda a saber llevar tu mochila de la forma más deportiva posible y a sacarle provecho. Con el coaching tu “cruz” se utiliza como una oportunidad para crecer, no como un problema a resolver.
La buena noticia es que cuanto mayor es la mochila que debes llevar a las espaldas, mayor puede ser la montaña a conquistar. Sí, pesa más, lo sé, pero también la Vida nos da las herramientas para escalar esa gran montaña. Así que no despreciemos nuestra mochila tan rápidamente 😉
Qué llevamos pues en nuestras mochilas?
Cosas “feas” y que no nos gustan, pero que hemos venido a transformar. Y algunas herramienta y algún tesoro que otro para facilitarnos el camino de ascensión.
Pero sucede a veces que la mochila pesa tanto que no es posible hacer coaching (por ejemplo el cliente está viviendo unas emociones fuertes y que le desbordan). Se debe aligerar un poco esa mochila antes de empezar el coaching. Se necesita algo de terapia hasta que el cliente sienta otra vez que puede tomar las riendas de su vida y su corazón esté más ligero o apaciguado.
Y qué puede hacer el coach para su cliente?
El coach no hace terapia pero el coaching es terapéutico
Es importante recordar que el coach no va a solucionar los problemas psicológicos (del alma) de la persona. Eso no quiere decir que el coaching no sea terapéutico. Es decir, mediante el coaching el cliente puede sanar y transformar su personalidad, por ejemplo cuando aprende a ver su vida desde una nueva perspectiva. Por lo tanto, durante la sesión, el coach hace coaching, no hace terapia.
Pero el coach puede recomendar al cliente que haga algo terapéutico antes de la sesión de coaching. Así por ejemplo, cuando un cliente me solicita hacer coaching y veo que el cliente lleva una mochila muy llena, le doy hora para hacer coaching en el plazo de dos semanas, y le propongo que durante este tiempo el cliente siga unas pautas para aligerar (sanar) el contenido de su mochila. Qué pautas suelo recomendar? Las que antes he mencionado: El arrepentimiento, la aceptación, el perdón, el amor, la entrega y la gratitud.
Así, cuando el cliente llega a la sesión de coaching, se encuentra más preparado para recibir coaching y impulsar de nuevo su camino de ascensión.
Por lo tanto, el coaching y la terapia se combinan pero no durante la sesión. Antes de la sesión, el coach puede recomendar terapia. Y durante la sesión, sólo hace coaching. Es importante que el coach no sea el terapeuta del cliente. Es mejor dejarlo en manos de otra persona (aunque el coach sepa de terapia). De lo contrario puede haber un conflicto emocional entre el coach y el cliente, y además se puede perder de vista que en el coaching “trabajamos con personas con recursos y que quieren impulsar su vida”, no tratamos con pacientes con problemas que resolver.